Escribir

El profesor en mención hizo entrega de varias de las botellas a algunos de los profesores y, por esos azares de la vida, que a veces no lo son, me entregó una de las botellas. Le quité el corcho, saqué el papel que había allí y leí un mensaje de un estudiante, a quien ni siquiera conozco y de quién no sé su nombre, pues no lo tenía escrito porque así se los indicó el profesor. Sus palabras referían la docencia como un oficio que se asume para siempre y del cual se espera haga cambios en la sociedad. Estas palabras me hicieron pensar en mi oficio y en lo que significa para mí ser docente.
Vuelvo a la escritura, o más bien al texto en la botella, este texto me llegó como un pedazo de alguien, es una parte suya, y en sus palabras estaba él; esa es la maravilla de la escritura, nos permite ser, estar, permanecer, llegar a otros, signar a otros con nuestra huella, con nuestras palabras. Sí, de hecho soy un hombre lleno de palabras que me llegan de todo portador de texto, pero que disfruto enormemente en los libros... una novela, un cuento, un poema... la palabra llena mi vida, me hace sentir que existo, que estoy vivo, y entonces miro alrededor y veo que el mundo es una palabra y que yo estoy en ella.

Es inevitable no sentirme atrapada por afirmaciones tan certeras como: “Soy un hombre de palabras, que habla y que escribe […]” porque me hacen sentir protegida y segura como estudiante sobre el tipo de formación que estoy recibiendo y sobre el tipo de persona a la que llamo mi “maestro” cada semana; puesto que son esas las personas que necesitamos en una sociedad como la nuestra donde “el vivo vive del bobo” y nadie cumple su palabra, ni mucho menos reflexionan sobre sus acciones cotidianas. Por ende, no se conocen así mismos, por medio del uso escritura como pretexto. Entonces, considero valiosas estas reflexiones que hace y enseña con ejemplo, un profesor de Español serio en su profesión, lleno de vocación y pasión para transmitir el ánimo por la verdad y los valores necesarios para continuar el legado de la cultura y aporta su granito de luz a esta sociedad oscurecida por la falta de conocimiento y la falta del desarrollo de estas cuatro habilidades (HEEL) tan pregonadas pero tan olvidadas en su fin primigenio, el de hacer más humanos a los hombres.
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