Es innegable cómo se ha transformado mi escritura con el uso de estos aparatos tecnológicos:
- Whatsapp para conversaciones escritas de todo orden, con cercanos y lejanos.
- Blogs, para poner, con temor y con recelo, palabras para que cualquiera pueda leerlas en cualquier parte.
- Wikis para hacer ejercicios de construcción de exigente escritura colaborativa.
- Plataformas E-learning para aprender y desaprender.
- Correo electrónico para emular la correspondencia encantadora de otras épocas y para jugar a crear algún atisbo literario.
- Twitter para semejar a los pájaros con el escaso uso de mis palabras.
- Facebook para tener identidad en las redes, pero con presencia escasa y con búsqueda de intereses puntuales.
Una escritura que me hace reventar nostalgias de:
- Esquelas de imágenes tenues y perfumadas en las que me dibujaba en grafías.
- De misteriosos sobres, burdos, elegantes, sobrios o coloridos, en los que cautelosamente guardaba mensajes secretos.
- De tintas, de plumas, de estilógrafos, de lapiceros, que me permitieron dibujar amores y dolores, ausencias y presencias, lejanías y cercanías. Que posibilitaron escribir todo aquello que era innombrable.
- De libretas, de cuadernos, de papeles de diversas texturas, que colmé con mis emociones más puras, más fuertes, más insinuantes.
- Del trazo juguetón, a veces; risueño, a veces; académico, a veces; que hoy no va más en mi escritura como trazo , pero sí como sentido de esta esencia de vida que me corresponde tener.
Y es que escribir es mi forma de vida más sincera, pues estas líneas soy yo y yo soy estas líneas.
Que bueno que has recibido los cambios de la tecnología como algo positivo y has permitido que ellos transformen tu vida, sin olvidar que nos debemos alfabetizar en el uso de los mismos. Debemos recordar nuestra esencia más valiosa: la “Humanidad”, eso que nos distingue de la animalidad de los animales y que nos permite preservar lo más re-memorable como las letras y el significado de la escritura como mayor valor distintivo de la humanidad. Valoro mucho que nos enseñes a escribir un blog con el ejemplo y los valores tradicionales que deben inspirar a los mejores escritores de cualquier época, como son el amor por lo que se hace, la dedicación , responsabilidad con la lengua, con nuestros futuros estudiantes y nuestro innegable oficio de ser ciudadanos democráticos, que valoren en el mayor grado la palabra del otro y hagan respetar en el mismo grado la validez de la suya.
ResponderEliminarEn la parte donde dices “Blogs, para poner, con temor y con recelo, palabras para que cualquiera pueda leerlas en cualquier parte”, creo que sobre el “con ” que acompaña a la palabra recelo ¿O no?
En fin, aprecio mucho esta entrada y su respectiva reflexión sobre el adecuado uso de las tecnologías en nuestra escritura, sin olvidar el sentimiento y calidad que se le imprimía a la misma, antes que llegaran las tecnologías.